Desperté con el sol en mi rostro,
su cálida luz inundaba mi dormitorio,
sentí como susurraba que me levantara.
Recordé el pacto que hicimos...
Si me mostraba por donde ir, yo seguiría de pie,
y cada vez que tropezara me levantaría rápido
para poder seguir su paso.
Y así es como duermo bajo su regazo centelleante,
como respiro sus olas de tibio dulzor,
y como vivo sin que nada me detenga.
10 junio, 2011
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