Muchas veces dejamos pasar el tiempo,
y vemos desde que el sol se despierta hasta que se va a dormir.
Nuestros ojos no se cierran
y inertes quedamos.
Esperando a que el fin de nuestras vidas llegue y nos tire lejos.
Si nos movieramos, y siguieramos adelante,
sin importar los tropiezos,
si nos sacudieramos la tierra y caminaramos con la frente en alto,
todo sería distinto.
Podríamos ver que el sol brilla radiante,
la brisa corre tranquila,
y el mundo sigue girando.
Es entonces cuando debemos darnos cuenta, de que podemos seguir.
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